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Portomarín en el tiempo (III)

lunes, 31 de enero de 2011
Vínculos con Paradela (3)

El arco central del puente romano de Portomarín se derrumbó el día 5 de febrero de 1895. Desde esa fecha hasta 1930 en la que se inaugura el segundo puente (el de los automóviles), Portomarín se tiene que valer de una barcaza pública para el transporte de personas, animales y mercancías entre ambas márgenes del Miño. Este precario servicio (aunque más vale algo que nada), aparte de incómodo e incompleto, hubo de representar, en épocas de grandes crecidas, un enorme peligro para quienes lo tuvieran que utilizar.

La licitación del nuevo puente se lleva a efecto el día 7 de febrero de 1925 y dice así: “Se anuncian a subasta las obras de construcción del puente sobre el río Miño en el trozo tercero de la carretera de Lugo a Portomarín, cuyo presupuesto asciende a 330.848,08 ptas.; plazo de ejecución hasta el 30 de junio de 1928”. También se subastan las obras de construcción del trozo tercero de la carretera de Lugo a Portomarín, cuyo presupuesto asciende a 158.649,54 ptas. Plazo de ejecución: 30– junio, 1927.”

Tanto el puente como las carreteras Lugo-Portomarín, y Sarria-Paradela-Portomarín se subastaron y construyeron en tiempos de Primo de Rivera (1923-1930); el hombre que desde el punto de vista de su política de obras Públicas consiguió unos resultados ingentes: las carreteras españolas fueron citadas por la prensa inglesa como las mejores del mundo; se impulsó el desarrollo de la red ferroviaria; se acometió un importante plan de obras hidráulicas y se construyeron y pusieron en funcionamiento numerosas escuelas.

Algunas personas mayores de Portomarín, de excelente memoria sobre lo pasado, afirman que “A ponte inaugurouse o día 10 de setembro de 1930. Os canteiros eran de Pontevedra e ganaban dúas pesetas diarias; que o enxeñeiro-contratista era orixinario de León e chamábase don Román”.

Finalmente, el tercer puente de Portomarín, el pueblo nuevo y el embalse de Belesar fueron inaugurados por Francisco Franco en el mes de septiembre de 1963.

La antigua villa y sus encantos, los dos puentes, los “caneiros”, las fértiles “veigas” y muchas viñas quedaban para siempre sepultados bajo las aguas, y los famosas anguilas que, en otros tiempos de abundancia, se exportaban saladas a Castilla, quedaban privadas por las presas de Peares y Belesar de su ruta natural de emigración.

También se quedó bajo las aguas el camino de San Roque, conocido en la antigua villa con el nombre de “Corga de San Roque”, que partía de la plaza de Santa Isabel, situada al norte de la iglesia románica de San Nicolás, y se dirigía hacia Ventas de Narón y Monterroso.
Fernández López, Ángel
Fernández López, Ángel


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