El huésped y el olvido
martes, 23 de mayo de 2017
No se por qué elegí esta noche de viento y lluvia, o es que me eligieron a mi para leer 'El huésped y el olvido' y embarcarse en el universo de Carlos: Poeta Carlos Penelas.
Y es un mundo este universo, un reintegrarse a lo universal (como él dice en un ensayo) desde la mirada que va tallando cuanto observa, cuanto vive.
Un mundo sensibilísimo, que sabe el entramado de las luces y sombras, de lo infimamente inadvertible al ojo humano, sino es desde los ojos embebidos previamente de poesía.
Como sino advertir la bruma, lo efímero, indeleble, que atraviesa toda su poesía: Soplo la luz insomne en esta tarde de octubre.., Configuramos la simetría de lo incierto en el aires, en la somnolencia de la fábula. Días lejanos, levísimos, bajo estas ramas que desnudan estatuas., Desde la lejanía siento el río y la quietud..
Y hay algo de sagrado en lo que invoca, acaso todo sea una mitología del asombro, usando sus propias palabras.
Y así podría continuar de poema en poema, resaltando los espacios, será que ya el título nos anticipa embarcarnos en un viaje donde la fragilidad de lo tenue habita, la libertad, fugacidad de lo efímero que permanece como un soplo.
(Ahora el viento circula con mas fuerza entre las hojas y se dejan oír, como si fuera el tiempo el que transcurre navegando entre las calles.)
Indescifrablemente hay un poema en la frente de Amadeo.
Carlos no se olvida de nada, es un registrador de la vida, tal vez es que va pintando cuadros, pincelando con su mirada y debe ser por conocerlo que creería que algo de mar lleva en sus ojos, algo de infinito, océanos e inmigrantes, de Finisterre, que luego traslada a los poemas.
Abrazo y buena vida para 'El huésped y el olvido'.
Figueroa, Sandra
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